En la economía global de hoy las empresas están obsesionadas con ser más eficientes, más productivas, más competitivas, y sus directivos dedican gran parte de su tiempo y sus energías a tratar de dar con la tecla que haga posible ese milagro. Si tú también estás metido de lleno en esa búsqueda de la excelencia empresarial, te gustará saber que la fórmula mágica que la puede hacer posible lleva mucho tiempo inventada. Sigue leyendo y te contaremos cómo puedes hacer que tu compañía funcione como un tiro gracias a los incentivos laborales.
¿Qué son los incentivos laborales?
Un incentivo laboral es una recompensa atractiva que se ofrece a los empleados como reconocimiento por su buen desempeño. Y es que a todos nos gusta que nos den una palmada en la espalda cuando hacemos las cosas bien. Los incentivos laborales nos ayudan a motivar a nuestros empleados y son un empujón emocional (y/o material) que incrementa el rendimiento y la satisfacción laboral. Son, ni más ni menos, la gasolina que empuja a las personas de nuestro equipo a alcanzar la mejor visión de sí mismas.
Tipos de incentivos laborales para empleados
Existen muchos tipos de incentivos laborales. Los hay monetarios y no monetarios, individuales y colectivos, tangibles e intangibles… ¿Cuáles son los que deberías adoptar en tu empresa para lograr que tus trabajadores literalmente “se salgan del mapa”? La única norma que debes seguir a la hora de diseñar un buen plan de incentivos es asegurarte de que sean coherentes con la cultura organizacional y que se ajusten a las preferencias y necesidades de tu equipo. Por lo demás, ¡imaginación al poder!
1. Incentivos laborales monetarios
Lo sabemos: el trabajo es mucho más que una nómina a fin de mes, y quien se levante por las mañanas con el dinero como única motivación para acudir a su puesto tiene un problema. Pero, oye, a nadie le amarga un dulce. Que la dimensión económica no deba ser la única a considerar en una relación laboral no quiere decir que no sea importante. Las recompensas monetarias son, de hecho, una de las formas más antiguas y efectivas de estimular a tus empleados a dar lo mejor de sí mismos. Una que ellos van a entender a la perfección y que van a agradecer mucho.
En cuanto la forma que pueden adquirir, además del clásico (y soñado) aumento de sueldo, existen otras modalidades de incentivo laboral relacionadas con el dinero con las que se puede recompensar un buen desempeño. Estas son algunas de las principales:
- Comisión. Todo un clásico dentro de los equipos comerciales. Este “sobresueldo” es un goloso premio que se obtiene por la participación en una operación comercial exitosa. Normalmente están predefinidas de antemano con una serie de porcentajes sobre el importe de la venta.
- Bonus. Similares a las comisiones, aunque con un alcance mayor (pueden ser individuales, de un equipo o incluso para toda la empresa), pueden ser más espontáneos y no estar necesariamente vinculados a ventas. La empresa puede pagar un bonus por muchos motivos. Porque ha subido el valor de la acción en el mercado bursátil, porque se han producido más unidades en menos tiempo o con menos recursos (bonus de productividad) o porque al jefe se le cruzan los cables y decide premiar el compromiso o el esfuerzo de la plantilla sin una razón concreta (sucedió, por ejemplo, en algunas empresas durante la pandemia).
- Variables. Se trata de una parte del salario del empleado que no está sujeta al tiempo de trabajo, sino que depende de una serie de resultados individuales (y a veces también colectivos). Es una estupenda manera de invitar a nuestros colaboradores a dar ese “plus” o milla extra de productividad que nos puede situar por encima de nuestros competidores.
2. Incentivos laborales en especie
Existe otro tipo de incentivo laboral que también tiene una dimensión económica, aunque no se traduzca en dinero contante en el bolsillo de los trabajadores. Su ventaja está en que con ellas demuestras de un modo mucho más elocuente (y menos “transaccional”) que te importan tus trabajadores. ¿Quieres ganarte el corazón y el compromiso de tu gente además de reportarles (a ellos y a ti) importantes ventajas fiscales? Aquí van unas cuantas ideas para lograrlo por medio de incentivos laborales en especie.
- Tickets restaurante. Los típicos tickets de comida son un incentivo que tus empleados van a agradecer de forma especial porque les resuelve el quebradero de cabeza diario de qué hacerse de comer y les ahorra mucho trasiego de tápers entre su casa y la oficina.
- Guardería. La conciliación de la vida personal y profesional se ha convertido en un asunto prioritario para los trabajadores, especialmente para los jóvenes. Una cuestión que cuando se tienen niños pequeños se vuelve especialmente complicada. Algunas empresas han dado el paso de apoyar a sus papás y mamás trabajadores con servicios de guardería dentro de las propias instalaciones de la empresa.
- Seguro médico. El cuidado de la salud, tanto física como mental, es un aspecto fundamental para los profesionales. Una empresa que se preocupa por el bienestar de sus trabajadores es una empresa vital, saludable y preparada para afrontar cualquier reto. Desde el clásico seguro médico, hasta clases de yoga o sesiones de mindfullness, cualquier esfuerzo dirigido a cuidar la salud de nuestra gente nos lo devolverán con creces.
- Programas de puntos. A veces las empresas elaboran planes de acciones y remuneran a sus empleados con puntos por cumplirlas. Los puntos pueden tener un nominal distinto y ser cambiados por diferentes regalos. Esta práctica cada vez se hace más extendida y adoptada por grandes empresas.
3. Incentivos laborales no monetarios
Pero como no todo es dinero en la vida, existen muchas otras formas de reconocer y recompensar el esfuerzo profesional que no tienen que ver con el vil metal. De hecho, en muchas ocasiones, los incentivos no monetarios permanecen por más tiempo en el recuerdo de los empleados y tienen un efecto multiplicador en su motivación y compromiso. ¿Por qué? Porque son beneficios asociados a experiencias. ¿Y qué es la vida sino una colección de experiencias que meter en nuestra mochila? Estos son algunos de ellos:
- Teletrabajo. Distintos estudios confirman que la flexibilidad es, junto al salario, el factor más determinante para que un profesional se decante por una determinada empresa para trabajar. Hasta el punto de que la pregunta que hacen a sus potenciales empleadores durante la entrevista de selección no es si hay posibilidad o no de teletrabajar, sino “¿cuántos días?”
- Días libres. Sí, estamos de acuerdo, trabajar es genial… Pero aún lo es más no hacerlo cuando tenemos esa posibilidad. Por esa razón, los trabajadores valoran muy positivamente que su empresa recompense sus esfuerzos con vacaciones extra o que tenga un detalle con ellos acordándose (en forma de día libre “por la cara”) de su cumpleaños. No olvides, además, que multitud de informes han demostrado la importancia del descanso en la productividad. Así que, bien mirado, este tipo de incentivos tampoco están nada mal para la empresa.
- Eventos de empresa. Otra forma de premiar el rendimiento y, de paso, de relajar el ambiente, hacer equipo y facilitar la interacción entre compañeros en un ambiente más distendido son los eventos de empresa. Fiestas, comidas, jornadas de team building, sesiones de voluntariado… Nada mejor para conseguir éxitos juntos que celebrarlos juntos.
- Plataformas corporativas de descuentos. Algunas empresas tienen acuerdos especiales con diferentes marcas para que sus empleados puedan disfrutar de los precios más competitivos. De aquí proviene otro tipo del incentivo laboral no monetario que es el club de descuentos para empleados, una plataforma corporativa con docenas de ofertas especiales de las grandes marcas. Es un modo de premiar e estirar su nómina.
¿Qué problemas solucionan las empresas incentivando a sus trabajadores?
Los incentivos laborales resuelven infinidad de problemas, ¡son verdaderas vitaminas para las empresas! En concreto, los incentivos para empleados tienen un impacto directo en:
- La motivación y el compromiso de los empleados, que no solo ven cómo su esfuerzo no pasa inadvertido para su empresa, sino que es reconocido y premiado.
- El rendimiento individual y del equipo. Permiten alinear los objetivos empresariales con los de sus personas, sirven para construir equipos más alineados y cohesionados.
- La atracción y retención del talento siendo el “pegamento” para fidelizar al personal cualificado interno y un “imán” para atraer el externo.
- La creatividad y el trabajo bien hecho ya que les impulsan a esforzarse más, buscar nuevas soluciones y superar sus propios límites, lo que resulta en un ambiente laboral más productivo y en la consecución de resultados sobresalientes.
- La creación un entorno “fun”, que, a su vez, favorece un clima de trabajo positivo en el que se abre paso la colaboración y las aportaciones de los distintos miembros del equipo.
¿A qué esperas para incluir los incentivos laborales dentro de tu paquete retributivo?
Las mejores empresas destacan por dar a sus empleados incentivos laborales que responden a sus preferencias y sirven para transmitir los valores empresariales. En Netflix, por ejemplo, confían tanto en el poder de la flexibilidad horaria y del trabajo por objetivos, que nadie hace seguimiento de las horas trabajadas ni del número de días de vacaciones disfrutadas por los trabajadores.
Google cree en la alimentación saludable como herramienta para cuidar el bienestar de sus empleados al mismo tiempo que se incrementa su productividad. En sus oficinas, sus empleados siempre tienen cerca opciones de comida saludable gratuita que les evitan desplazamientos y les ayuda a generar buenos hábitos de alimentación.
Como puedes ver, queda claro que incentivar a tus empleados no solo aborda los problemas presentes, sino que también sirve como una medida preventiva para desafíos futuros. En un mundo donde la retención de talento y el compromiso del personal son aspectos cruciales, la elección y la implementación efectiva de incentivos laborales se convierten en una prioridad para cualquier empresa. ¿A qué esperas?